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sábado, 14 de julio de 2018

Nelson Mandela: Testimonio de un Perdón Imposible

Por: Rolando Caicedo Arroyo (1)
Día 14. NELSON MANDELA: TESTIMONIO DE UN PERDÓN IMPOSIBLE
Recordando a Mandela por 18 días
#DiaDeNelsonMandela 
#Mandela100...


Pocos hombres han encarnado en su vida los ideales de justicia, libertad y reconciliación que defendía Nelson Mandela, quien luchó de manera incansable durante su vida y tuvo la grandeza de perdonar a quienes martirizaron a su pueblo. Eligió el perdón por encima del odio y se acercó y construyó caminos hacia el enemigo con una humildad que le permitió vencer sobre el odio.
Mandela no fue sólo el estadista que supo conducir al país por la cuerda floja de la reconciliación tras las atrocidades del apartheid, sino que albergó en su más profundo ser el ideal de una sociedad justa y armónica. Jamás perdió la esperanza, no claudicó en su conjunto de acciones conducentes a un fin que en su momento parecía utópico.
Mandela estuvo dispuesto a morir por defender ideales como estos, donde la paz, la armonía y la reconciliación predominaran en los ciudadanos. Una sociedad que se abriera camino hacia la humildad que renace al reconocer el error, al recordar sin sentir dolor y sanar las heridas que no hacen más que aniquilar la esperanza de construir una nación más equitativa, más sana, más libre.
No en vano en prisión Nelson Mandela expresó: "Un hombre que le priva a otro hombre de su libertad es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez de miras". El discurso del odio y la segregación aún permea los escenarios actuales, donde cada día es mayor la intolerancia y los improperios por ser y pensar distinto. Se siembra hostilidad y resentimiento en las mentes de los renacientes y se rompen cada día los puentes que conectan la hermandad y unidad que forjan aires de libertad y prosperidad en los pueblos.
Es imperativo prepararnos para un proceso que exige compromisos de todos bajo la lógica de no violencia y siguiendo la tradición de Nelson Mandela. Debemos ser capaces de sobreponernos a emociones de rencor, ira, animadversión y deseo de venganza que se suscitan en medio de conflictos plagados de violencia; lo que implica además una actitud donde se opta por reconocer la humanidad del agresor, su dignidad.
Todo esto desde el enfoque de lo posible, que lleva a una tramitación no violenta de ese conflicto, a la superación del mismo y a la construcción de una paz, que sin renunciar a formas de verdad, justicia y reparación, puedan llevar a una transición hacia la reconciliación que apunta a la reivindicación de derechos, la construcción de la paz y la búsqueda de transformaciones como las que un día soñó Mandela.
(1) Yurumanguireño, Diputado del Valle del Cauca, Magister en Desarrollo Regional y Planificación del Territorio -UAM.

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