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jueves, 12 de julio de 2018

Mandela, un luchador inquebrantable por la dignidad de su pueblo y de la humana

Por: José Eulícer Mosquera Rentería. 
Día 12. MANDELA, UN LUCHADOR INQUEBRANTABLE POR LA DIGNIDAD  DE SU PUEBLO Y DE LA HUMANA.
RECORDANDO A MANDELA POR 18 DÍAS
#DiaDeNelsonMandela
#Mandela100


NELSON ROLIHLAHLA MANDELA. Político sudafricano (Umtata, Transkei, 1918 – Johannesburgo 2013) que prefirió renunciar a su derecho hereditario a ser jefe de una tribu xhosa para dedicarse a la lucha por la redención de su pueblo sin importarle poner en riesgo su propia vida. Fue el líder mundial más importante del siglo XX, lo que llevó a que se le otorgara el Premio Nobel de Paz.
Mandela saliendo de la cárcel, con su entonces esposa Winnie y la multitud ovacionándolo. 

Nelson Mandela se hizo abogado en 1942. En 1944 ingresó en el Congreso Nacional Africano (CNA), un movimiento de lucha contra la opresión del pueblo negro sudafricano. Mandela fue uno de los líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del ANC; su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.

Su padre Gadla Henry Mphakanyiswa era miembro de la Casa Real del reino Thembu, que forma parte de la nación xhosa, lo bautizó con el nombre africano Rolihlahla que quiere decir arrancar la rama de un árbol, y popularmente significa "revoltoso". Que se constituyó en una premonición por lo que fue su vida dedicada a la lucha contra el racismo, el apartheid, por la dignidad del pueblo surafricano y de la humanidad.

En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del apartheid, y bajo la inspiración de Gandhi, quien había estudiado en Sudáfrica y compartido con Mandela, el CNA implementaba métodos de lucha no violentos, y en este orden la Liga de la Juventud, presidida por Mandela entre 1951-52, organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas.

Ya en 1952 Mandela pasó a presidir el CNA del Transvaal, al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen del apartheid.

"Los Xhosa son un pueblo orgulloso, patrilineal, con un lenguaje expresivo y eufórico y una gran fe en la importancia de las leyes, la educación y la cortesía. La sociedad xhosa era un orden social equilibrado y armonioso, en el que cada individuo conocía su lugar. Cada xhosa pertenece a un clan que se remonta a través de sus ascendientes hasta un antecesor específico.

Estando muy niño Mandela, su padre fue despojado de su jefatura, tierras y fortuna por el gobierno blanco, al negarse a aceptar imposiciones contrarias a las leyes tradicionales del reino Thembu. Ante esta situación, su madre se trasladó de Mvezo a Qunu, buscando la protección de sus familiares. En esta nueva población transcurre la infancia de Mandela, en medio del trabajo en el
campo, la escuela con educación británica, y la educación xhosa, transmitida por los ancianos en agradables reuniones nocturnas que Mandela esperaba ansioso cada día.

Mandela en un homenaje que le rindieran sus amigos del Partido Comunista de Sudáfrica, meses después de quedar libre.

Con la muerte de su padre, cuando Mandela cumplió los nueve años, su madre, Nosekeny Fanny, decidió llevarlo al palacio real Thembu para colocarlo bajo la custodia del Rey Jongintaba Dalindyebo, en cumplimiento de la última voluntad de su padre, lugar que se convirtió en su nuevo hogar y donde su vida transcurría agradablemente cumpliendo las tareas en la casa real y asistiendo a la escuela de la iglesia metodista, donde aprendía inglés, xhosa, historia y geografía. Fue en la casa real donde Mandela aprendió la verdadera historia, la filosofía y los procedimientos de la democracia nativa o autóctona.

A ese palacio y lugar concurrían periódicamente de toda Thumbulandia los jefes de los clanes y los mandatarios tribales convocados por el Rey Jongintaba. "Los huéspedes se reunían en el patio delantero de la casa del regente, y éste abría la sesión agradeciendo a todos su asistencia y explicando el porqué de la convocatoria. Mandela a partir de ese momento no volvía a pronunciar palabra alguna hasta que la reunión tocaba a su fin.

Todo el que deseaba intervenir podía hacerlo. Era la democracia en su forma más pura. Existía una estructura jerárquica entre quienes tomaban la palabra, pero se escuchaba a todo el mundo, jefes, súbditos, guerreros y sacerdotes, comerciantes y granjeros, terratenientes y trabajadores. La gente hablaba sin interrupción y las reuniones duraban muchas horas. La base de aquel autogobierno era que todos los hombres eran libres de exponer sus opiniones e iguales en su valía como ciudadanos. Pero Mandela reconocia que era una sociedad machista donde las mujeres eran consideradas “ciudadanos de segunda clase".

Mandela contaba que los momentos más emocionantes que vivió en la casa real fueron escuchando los relatos de los ancianos sobre las historias de los pueblos africanos, de sus guerras, sus héroes, de las luchas contra los blancos cuando llegaron apoderándose de los territorios.

"En ese Gran Lugar despertó mi interés por la historia africana. Hasta entonces, sólo había tenido noticias de los héroes xhosas, pero allí escuché historias de otros héroes africanos como Sekhukhune, rey de los Bapedi; del rey basotho Moshoesehoe; de Dingane, rey del pueblo zulú; y de otros como Bambatha, Hintsa y Makana, Monteshiway Kgama. Oí hablar de estos hombres a los jefes y líderes que venían al Gran Lugar para resolver disputas y celebrar juicios."

A Mandela le gustaba reunirse con los niños, conversar con ellos y contarles cuentos ancestrales

Mandela decía que había aprendido de los relatos de los ancianos, que la historia contada en los libros de la escuela era totalmente extraña y ajena a los pueblos africanos. Era una historia que ignoraba la auténtica historia de los reinos y las civilizaciones de sus antepasados.

"El jefe Jovi aseguraba que el pueblo africano vivía en relativa paz hasta la llegada de los abelungu, los hombres blancos, que vinieron de más allá del mar con armas que escupían fuego. Hace tiempo, contaba, los Thembus, los Mpondos, los Xhosas y los Zulúes eran todos hijos de un mismo padre y vivían como hermanos. El hombre blanco había destruido la hermandad entre las diversas tribus. El hombre blanco estaba hambriento de tierra y era codicioso, y el hombre africano compartió con él la tierra como compartía el aire y el agua. La tierra no era algo que debieran poseer unos hombres en particular, sino estar a disposición de todos, pero el blanco se apoderaba de la tierra como quien se apodera del caballo de otro."

El rey Jongitaba había determinado que Mandela sería el consejero del sucesor del trono, llamado Sabata, y por ello debía recibir una excelente educación. Lo envía a Clarkebury, el mejor centro educativo para africanos de Thembulandia, que formaba profesores y era una escuela secundaria. El director era británico y sólo tenía dos profesores africanos. Mandela era un joven estudioso y en dos años obtuvo su certificado, cuando normalmente se lograba en tres.

En 1937, a sus 19 años, Mandela fue enviado conjuntamente con Justice, hijo del Rey, a continuar los estudios secundarios en Healdtown, donde estaba la mayor escuela africana fundada por la iglesia metodista, llamada Fort Beaufort. El propósito de la educación era formar "ingleses negros". "Nos enseñaban –y nosotros lo creíamos- que las mejores ideas eran inglesas, que el mejor gobierno era el gobierno inglés y que no había hombres mejores que los hombres ingleses."

En la nueva escuela Mandela comenzó a pensar como africano, superando su estrecha visión xhosa. Eran más de 3.000 estudiantes, hombres y mujeres, sothos, zulúes, basothos, mpondos. En medio de la rigidez de la educación inglesa, un buen día recibieron la visita del poeta xhosa Krune Mohayi, un historiador de la tradición oral. Su charla infundió en él un profundo sentimiento de orgullo y sentido de su africanidad.

"El poeta miró hacia la hoja de su lanza y después hacia el cable y, absorto en sus pensamientos, se puso a recorrer el escenario arriba y abajo. La lanza representa toda gloria y la verdad de la historia africana; es un símbolo del africano como guerrero y como artista. Este cable metálico es un ejemplo de la industria occidental, competente pero fría, inteligente pero sin alma. No podemos permitir que estos extranjeros a quienes no les preocupa nuestra cultura se apoderen de nuestra nación. Predigo que algún día las fuerzas de la sociedad africana lograrán una histórica victoria sobre el intruso. Hace demasiado tiempo que hemos sucumbido ante los falsos dioses del hombre blanco. Pero algún día emergeremos de entre las sombras y desecharemos esas ideas venidas de fuera".

En 1930, Mandela terminó sus estudios secundarios y se matriculó en la Universidad de Fort Hare, único centro académico para africanos en toda Suráfrica. Aquí conoce a quien sería su camarada de lucha y amigo más entrañable, Oliver Tambó. En su primer año de estudios promovió una huelga contra la mala comida y es suspendido, condicionado a que presentase excusas, pero no lo hace.

Regresa a la casa real Thembu y se encuentra con que el rey ha dispuesto matrimonio, según la tradición, para él y su primo Justice, con parejas que les había escogido, por lo cual los dos deciden huir a Johannesburgo, donde tienen que enfrentarse a una nueva vida llena de dificultades.

Encuentra trabajo en una oficina de abogados y estudiando por correspondencia  se gradúa como bachiller en artes.

En su trabajo conoce a Walter Sisulu y a Graur Randebe, ambos miembros del Congreso Nacional Africano -CNA y poco a poco, comenzó a interesarse por los planteamientos de esta organización. "Graur... aseguraba que para los africanos el motor del cambio era el CNA. Su política era el mejor camino para luchar por el poder en Suráfrica. Hacía hincapié en la larga historia de defensa del cambio por parte del CNA, señalando que era la organización nacional africana más antigua del país, fundada en 1912, que desde su declaración de constitución denunciaba el racismo, sus presidentes habían pertenecido a diferentes grupos tribales y predicaba como objetivo que los africanos fueran ciudadanos de pleno derecho en Suráfrica."

En agosto de 1943 participó en una marcha de apoyo al boicot de autobuses en el
suburbio de Alexandra, en Johannesburgo, en contra del alza de las tarifas. En este mismo año se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Witwatersrand; fue el único estudiante africano de la Facultad. Desde el comienzo sintió un ambiente muy adverso, pero asumió como un reto su permanencia en representación de su pueblo, muy pronto relacionándose con un núcleo de  estudiantes blancos, indios y judíos, simpatizantes con la causa del CNA y los pueblos africanos.

En 1943, Suráfrica era una sociedad racista donde los blancos, descendientes de
ingleses y holandeses, auto denominados afrikaners, eran dueños del poder, imponían la segregación racial y expoliaban a los africanos, sometiéndolos a un régimen violento, represivo y esclavista. Los africanos fueron despojados de sus tierras y quedaron reducidos al 13 por ciento del territorio. Estaban prohibidas las relaciones sexuales y los matrimonios entre razas diferentes.

Los letreros "Blancos solamente", "Negros solamente" estaban en todas partes. A los africanos les estaba prohibido hacer huelgas, y usar los parques, las bibliotecas, los teatros y los cines. Los africanos no podían votar y la educación que recibían era de muy baja calidad. Es decir que los pueblos africanos estaban esclavizados en su propia tierra.

En la residencia de Walter Sisulu se realizaban permanentes reuniones de los activistas del CNA. En una de estas reuniones Mandela conoció al doctor Anton Lembede, cuyo pensamiento libertario y progresista influyó decisivamente en su proceso de toma de conciencia y politización.

"Lembede sostenía que África era el continente del hombre negro, y que era tarea de los africanos reafirmarse y reivindicar lo que era suyo por derecho. Detestaba la idea del complejo de inferioridad de los africanos y arremetía contra lo que llamaba la adoración e idolatría hacia Occidente y sus ideas. El complejo de inferioridad, afirmaba, era el mayor obstáculo para la liberación... "El color de mi piel es hermoso" decía, "como el suelo negro de la Madre África". Creía que los Negros tenían que mejorar la imagen que tenían de sí mismo para ser capaces de emprender acciones de masas con éxito."

Mandela comenzó a desarrollar sus aptitudes de liderazgo cuando en 1943 creó la Liga de la Juventud junto a Oliver Tambo, Lembede, Sisulu y Nkomo. Se propusieron imprimirle un nuevo espíritu de lucha al CNA y adoptan el nacionalismo africano como su consigna de combate. Mandela fue nombrado Presidente.

La liga de la juventud integraría a todos los pueblos, lucharía por el derrocamiento de la supremacía blanca, y por el establecimiento de una forma de gobierno democrático, progresista e incluyente de todos los sudafricanos.

Por  esta fecha Mandela se casa con Evelyn Mase con quien tuvo dos hijos.

En 1944, Mandela fue elegido miembro del Comité Ejecutivo del CNA del Transvaal. Allí comenzó a proyectar las estrategias para unir las organizaciones africanas y poder movilizar a los pueblos en contra del gobierno.

En 1948 el National Party llega al poder. Es una organización política integrada por blancos "afrikaners", cuyo principio fundamental era la imposición extrema de la supremacía blanca sobre los pueblos africanos. Es elegido presidente el doctor Daniel Malan, quien oficializó el sistema del apartheid como forma de vida entre los surafricanos: implantó, definitivamente, a través de un sistema de leyes, la segregación racial con el lema: "El hombre blanco debe ser siempre el amo".

Para hacer frente al apartheid del nuevo gobierno, la Liga de la Juventud intensificó sus acciones y propuso al CNA un programa de acción para combatir las medidas racistas con boicots, huelgas, desobediencia civil y la no cooperación; además, proponía la realización de un paro nacional.

El CNA convocó la unidad de acción con el Congreso Nacional Indio y el Partido Comunista para lanzar una campaña de protestas llamada Campaña de Desafío. Mandela fue nombrado Jefe Voluntario. Rechazaban las leyes racistas del apartheid. La respuesta del gobierno de Malan no se hizo esperar, intensificando la violencia policial, arrestos masivos, juicio a los dirigentes, intimidación a las comunidades, amenazas de prohibición a las organizaciones.

De este proceso de movilizaciones resurgió el CNA como una verdadera organización con base popular.

En 1951 el CNA oficializó en su congreso la Liga de la Juventud y reafirmó la Presidencia de Mandela, quien distribuía su tiempo entre la promoción de la lucha, sus estudios de derecho y el trabajo para sostener su familia, que le reclamaba mayor atención. Junto con Oliver Tambo estableció una oficina de abogados que
en poco tiempo obtuvo numerosos clientes.

En 1953 es vetado para ejercer la abogacía, le exigen renunciar a su militancia con el CNA y le prohíben las reuniones políticas. Logró defenderse ante los tribunales con el apoyo de abogados blancos amigos.

En medio del acoso policial, Mandela seguía organizando diversas campañas contra el apartheid, entre ellas, las manifestaciones contra los desalojos de las comunidades de los barrios negros de Sophiatown, y las protestas contra la Ley de Educación Bantú, que colocaba bajo control del gobierno todas las instituciones educativas para los africanos.

A finales de 1954 el CNA realizó su conferencia anual en la ciudad de El Cabo, y una de las principales iniciativas aprobadas fue la realización de un Congreso de los Pueblos, que fuese representativo de todos los surafricanos sin distingos de raza o color. El jefe Luthuli, presidente del CNA, Nelson Mandela y Walter Sisulu, quedan responsabilizados de promover a todas las organizaciones posibles. Del congreso debía salir una Constitución por la Libertad, que recogiera los ideales democráticos y de igualdad del pueblo surafricano. Un panfleto decía:

"CONVOCAMOS A TODOS LOS PUEBLOS DE SURAFRICA, BLANCOS Y NEGROS... HABLEMOS JUNTOS DE LA LIBERTAD...! QUE SE ESCUCHEN TODAS LAS VOCES, QUE QUEDEN REGISTRADAS LAS PROPUESTAS QUE NOS HARAN A TODOS LIBRES. REUNAMOS TODAS NUESTRAS REIVINDICACIONES EN UNA GRAN CONSTITUCION POR LA LIBERTAD."

El Congreso de los Pueblos se realizó en Kliptown, los días 25 y 26 de junio de 1955, con más de tres mil delegados. Desafiaron la intimidación policial, cuando ya se habían cumplido los objetivos, entre ellos, la aprobación de la Constitución por la Libertad, en plena clausura arremetió una fuerza policial para disolverlo. La Constitución por la Libertad "reflejaba las esperanzas y sueños del pueblo y fue el embrión de la siguiente etapa de la lucha por la liberación y el futuro de la nación".

La introducción de esta Constitución dice así: "Nosotros, el pueblo de Suráfrica, declaramos, para que nuestro país y el mundo lo sepan: 1.Que Suráfrica pertenece a todos aquellos que en ella viven, blancos y negros, y que ningún gobierno puede, en justicia, demandar autoridad a menos que ésta esté basada en la voluntad popular. 2.Que a nuestro pueblo se le ha robado su derecho a la tierra, a la libertad y la paz mediante una forma de gobierno basada en la injusticia y la desigualdad. 3.Que nuestro país jamás será próspero ni libre hasta que todos sus habitantes vivan en hermandad, disfrutando de iguales derechos y oportunidades. 4.Que únicamente un Estado democrático basado en la voluntad del pueblo, puede garantizar a todos los ciudadanos sus derechos, sin distinción de color, raza, sexo o creencias. Por consiguiente, nosotros, el pueblo de Suráfrica, blancos y negros, unidos como iguales, como conciudadanos y hermanos, adoptamos esta CONSTITUCION POR LA LIBERTAD y nos comprometemos a luchar juntos, sin ahorrar esfuerzo ni sacrificio alguno, hasta que los cambios aquí expuestos se hagan realidad".

Las reivindicaciones de la Constitución por la Libertad se sintetizan en los siguientes títulos: 1."EL GOBIERNO SERA DEL PUEBLO. 2.TODOS LOS GRUPOS DE LA NACION DISFRUTARAN DE LOS MISMOS DERECHOS. 3.EL PUEBLO PARTICIPARA DE LA RIQUEZA DE LA NACION. 4.LA TIERRA SERA REPARTIDA ENTRE AQUELLOS QUE LA TRABAJAN.

La respuesta del régimen al Congreso del Pueblo fue la proscripción de los líderes del CNA, prohibiéndoles movilizarse fuera de los distritos asignados y encarcelando a otros, acusados de violación a la Ley de Supresión del Comunismo.

En su hogar Mandela también estaba viviendo su propio drama. Su esposa Evelyn Mase se dedicó a actividades religiosas y no participaba en la lucha por la causa africana. En 1956, cuando se terminaba su matrimonio, Mandela recibió la tercera orden de proscripción por 66 meses sin poder salir del distrito. El 5 de diciembre fue detenido, acusado de alta traición, de conspirar para derrocar el gobierno. Otros 156 líderes del CNA en todo el país fueron detenidos.

El juicio por traición duró cuatro años. El gobierno los acusó de querer imponer un régimen comunista, mostrando como pruebas la Campaña de Desafío, las movilizaciones contra los desalojos de Sophia-town y la convocatoria del Congreso de los Pueblos. Los acusados y sus abogados lograron demostrar que los cargos eran infundados; a los cuatro días fueron puestos en libertad condicional.

Por estos mismos días, el 14 de junio de 1958, Mandela se casa con la Trabajadora Social Winnie Nomzano Mdikizela, a quien a partir de ese momento popularmente llamaron Winnie Mandela, con quien tendría tres hijas.

Mandela pasó a presidir el CNA del Transvaal, al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen; se había convertido en el líder de hecho del movimiento. La represión produjo 8.000 detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en Johannesburgo. Allí estableció el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica. Cumplida su condena, reapareció en público, promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad, en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza.

El endurecimiento del régimen racista llegó a su punto más alto con el plan del gobierno de crear siete reservas o “bantustanes”, territorios marginales supuestamente independientes, en los que confinaría a la mayoría negra. El ANC respondió con manifestaciones y boicoteos, que condujeron a la detención de la mayor parte de sus dirigentes; Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961.

Durante el largo juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes, en 1960. Seguidamente el gobierno declara el estado de emergencia, con base en el cual arrestó a los líderes de la oposición negra. Mandela permaneció detenido varios meses sin juicio.

El Gobierno racista proscribió al Congreso Nacional Africano. Mandela y otros activistas pasaron a la clandestinidad y formaron el brazo armado del CNA, al que denominaron Umkhonto we Sizwe, que significa “la lanza de la nación”.

El grupo realizó una campaña de sabotaje, mediante la utilización de bombas rudimentarias para romper e interferir el funcionamiento de importantes piezas de la infraestructura de Sudáfrica, como vías de tren y centrales eléctricas, de tal manera que afectara políticamente y la base económica del régimen.

En 1962, Mandela fue identificado en un control policial disfrazado de chofer. El New York Times informó en 1990 que fue la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, la que brindó los detalles a la policía sudafricana  acerca del paradero y la apariencia de Mandela. La nota decía además que la CIA gastó más dinero en vigilar al Congreso Nacional Africano que el propio régimen del apartheid.

Mandela pasó los siguientes 27 años en prisión. Durante el juicio por sabotaje, en el que fue acusado junto a otras nueve personas, conocido como “el Proceso de Rivonia”, Mandela habló en nombre de los acusados y defendió sus actos. “He luchado contra la dominación de los negros. He acariciado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que todas las personas vivan juntas en armonía, con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero alcanzar. Pero, de ser necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”. Para sorpresa de muchos, y probablemente gracias a la gran atención nacional e internacional puesta en el juicio, los activistas no fueron condenados a pena de muerte, sino a cadena perpetua en la tristemente célebre prisión de la isla Robben en Sudáfrica.

Fue entonces que se inició una fuerte campaña internacional para poner fin al apartheid. Una de las principales estrategias fueron las campañas para que las empresas que tenían negocios en Sudáfrica retiraran sus inversiones del país. En 1970, Caroline Hunter y Ken Williams, dos empleados afroestadounidenses de Polaroid en Cambridge, Massachusetts, se dieron cuenta de que la empresa estaba suministrando tecnología fotográfica al Gobierno sudafricano para la emisión de las odiadas libretas. Hunter y Williams organizaron un movimiento de trabajadores de Polaroid que obligó a la empresa a poner fin a sus relaciones con el gobierno de Sudáfrica.

Bajo la creciente presión, el régimen del apartheid comenzó a reprimir con mayor severidad a los sudafricanos negros. Las noticias de la violencia llegaron a todo el mundo, y ello motivó a los estudiantes universitarios a tomar medidas. Se creó un movimiento mundial para presionar a las juntas directivas de las universidades a que retiraran sus inversiones de Sudáfrica. En Washington D.C., Randall Robinson, el fundador de “TransAfrica”, comenzó un movimiento de protesta frente a la embajada de Sudáfrica. Robinson dijo en el programa de noticias Democracy Now: “Tres de nosotros fuimos arrestados, seguidos de 5.000 estadounidenses que fueron arrestados por ir a protestar frente a la embajada en los años subsiguientes…Por supuesto que eso ayudó a impulsar en el Congreso la Ley General Contra el Apartheid, aprobada en 1986. Fue así que, finalmente, las inversiones estadounidenses en Sudáfrica comenzaron a caer”.

Robinson hacía referencia al proyecto de ley presentado por el congresista de California Ron Dellums, que fue aprobado con apoyo de ambos partidos. El Presidente Ronald Reagan vetó el proyecto de ley, pero, en señal de la determinación del país de luchar contra el apartheid, ambas cámaras del Congreso votaron para anular el veto de Reagan, e impusieron fuertes sanciones al régimen del apartheid en Pretoria. Robinson agregó: “Y, por supuesto, eso, junto con la presión dentro del país generó las condiciones para que el gobierno sudafricano se decidiera a negociar y, en última instancia, a liberar a Mandela”.

Sin embargo, hay que reconocer el papel determinante de Fidel y la Revolución Cubana, que con su intervención solidaria a través de Angola, sellaron la suerte de los racistas al derrotar a las tropas de Zaire, hoy República Democrática del Congo, del Ejército Sudafricano, del Ejército de Israel y de dos ejércitos mercenarios Angoleños organizados, armados y financiados por EEUU a través de la CIA. Por ello Mandela, quien fue amigo entrañable con Fidel, en su visita a Cuba en 1991, reconoce públicamente que gracias a su heroica colaboración, en la cual una vez más se demostró el noble internacionalismo de la Revolución Cubana, se logró mantener la independencia de Angola, sentar las bases para la posterior emancipación de Namibia y disparar el tiro de gracia en contra del “apartheid” sudafricano.

Por eso, enterado del resultado de la crucial batalla de Cuito Cuanavale, el 23 de Marzo de 1988, Mandela escribió desde la cárcel que el desenlace de lo que se dio en llamar: “la Stalingrado africana” fue “el punto de inflexión para la liberación de nuestro continente, y de mi pueblo, del flagelo del `apartheid`.”

La derrota de los racistas y sus mentores estadounidenses asestó un golpe mortal a la ocupación Sudafricana de Namibia, y precipitó el inicio de las negociaciones con el CNA que, terminarían por demoler al régimen racista sudafricano.

Años más tarde, en la Conferencia de Solidaridad Cubana-Sudafricana de 1995 Mandela diría que “los cubanos vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en la lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el apartheid… Jamás olvidaremos este incomparable ejemplo de desinteresado internacionalismo”.

Cuba pagó un precio enorme por este noble acto de solidaridad internacional, alrededor de 2600 Cubanos murieron luchando para derrotar el régimen racista y sus aliados. 

Mandela fue liberado en 1990 en medio de una fuerte convulsión social en Sudáfrica. Inmediatamente el CNA concertó las negociaciones políticas con Frederick de Klerk, Presidente del país, delegando a Mandela para ello, con el propósito de abolir el apartheid y realizar elecciones generales libres, de las que  saliera triunfante para el periodo 1994-1999, convirtiéndose en el primer presidente sudafricano de raza negra.

Estableció un Gobierno de Unidad Nacional al que invitó a otros partidos políticos a unirse y hacer parte de su gabinete. Así mismo, se promulgó una nueva constitución y se creó  una Comisión de la Verdad para investigar las violaciones a los derechos humanos cometidas los gobiernos del apartheid, la cual fue presidida por el Arzobispo y patriota Desmond Tutu.

Puso en práctica un plan de desarrollo que incluyó una reforma de la propiedad de la tierra, combate a la pobreza, cobertura de la educación y la salud para toda la población. Declinó postularse para un segundo periodo de gobierno, y fue sucedido en el cargo por Thabo Mbeki.

Al retirarse de la actividad política, se dedicó a obras humanitarias y de caridad, y de mediador en grandes conflictos internacionales.

Aunque el Gobierno de Estados Unidos y sus aliados hasta el final lo acusaron de ser un comunista y de terroristas, la comunidad internacional lo reconoció como un gran líder mundial en la lucha por la dignidad humana y la paz, haciéndolo merecedor de más de 250 menciones honoríficas y otros galardones, entre ellos el Premio Nobel de Paz, el Premio Lenin de Paz y la Medalla ¨residencial de la Libertad.

Falleció el 5 de diciembre de 2013, en Johannesburgo, de enfermedad respiratoria, a la edad de 95 años. A raíz de su muerte el presidente de la Asamblea General de la ONU, Peter Thompson, afirmó que el fallecido líder sudafricano Nelson Mandela “representa lo mejor de la humanidad y una fuente eterna de inspiración”. “Su extraordinaria fuerza de carácter y su convicción y devoción ante el deber perdurarán a través del tiempo como un ejemplo inspirador”.
Llamó a tener siempre presentes las palabras del luchador antirracista, cuando advirtió que mientras exista pobreza, injusticia y desigualdad, nadie tiene derecho a descansar. Y recordó además el empeño de Madiba, como le llamaba su pueblo, en imponer la tolerancia sobre el odio, la unidad sobre la división, y la reconciliación nacional.

Nelson Mandela termina su autobiografía con la siguiente reflexión: “Cuando salí de la cárcel, esa era mi misión: liberar tanto al oprimido como al opresor. …La verdad es que aún no somos libres. Apenas hemos logrado la libertad de ser libres”. Qué bueno sería que los gobernantes y políticos de países como Colombia, tuvieran muy en cuenta las reflexiones prácticas gubernamentales de Peter Thompson y de Mandela para sus actuaciones, por la convivencia, la paz duradera, la justicia social y el progreso de la sociedad en su conjunto.

Fuentes:

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