Por: José Eulícer Mosquera Rentería.
La corrupción pública y la violencia han caracterizado a los gobiernos que ha tenido Colombia durante toda su vida republicana. Pues el país ha sido gobernado por unas clases oligárquicas y dominantes que mantuvieron la mentalidad colonialista, opresora, violenta, criminal y avasalladora de sus abuelos y padres ibéricos, y solo han buscado el control del poder para acrecentar sus patrimonios familiares, lejos de procurar la construcción de bienestar social-nacional. De tal manera que las expresiones verbales de patriotismo de los dirigentes de esas oligarquías, son meras manifestaciones de hipocresía. Tales son los casos de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y sus seguidores más cercanos, en los últimos tiempos.
Inmediatamente derrotados los colonialistas ibéricos e instaurada la República, gracias a las guerras heroicas por la liberación nacional que realizaron unos ejércitos patrióticos integrados básicamente por africanos, afrodescendientes, indígenas y mestizos, la nueva burguesía criolla que se atrincheró en el poder, se lanzo sobre los territorios de las comunidades indígenas, afrodescendientes y de las familias campesinas pobres, despojándolas de sus mejores tierras ya domeñadas, para lo cual se apoyaron en la fuerza pública y en sus grupos armados privados, hoy denominados “paramilitares”.
Al igual que los colonialistas ibéricos se peleaban y se mataban entre sí por despojarse mutuamente de las tierras y riquezas acumuladas, los diferentes sectores de las clases dominantes criollas-republicanas han mantenido al país en guerras por hacerse al control absoluto del poder en aras de hacer prevalecer sus intereses económicos y políticos, involucrando en estos conflictos a la población pobre y de capas medias, con base en su idiotización con el fanatismo partidista tradicional. De allí la interminable violencia en que ha vivido nuestra sociedad.
Así mismo esas oligarquías liberal-conservadoras, desde el comienzo de la república se aliaron a los imperialistas occidentales y norteamericanos, entregándoles licencias amplias para el saqueo de nuestros recursos naturales, sin importarles las destrucciones de nuestros ecosistemas, para garantizarse a cambio importantes participaciones económicas personales y contar con su respaldo militar en procura de su retención del poder y del aniquilamiento de las fuerzas populares, democráticas y progresistas que se vislumbren con posibilidad de acceder al mismo. Por ello no es raro que hoy anden apoyando el pedido de la oposición derechista y proyanqui venezolana, de aplicación de la denominada “Carta Democrática” de la OEA contra la república hermana de Venezuela, lo cual abriría las compuertas para la intervención militar con que vienen amenazando los imperialistas yanquis, desde que el extraordinario y siempre gratamente recordado líder popular, Hugo Rafael Chávez Frías, accedió al poder por apabullante votación popular.
Hoy al tiempo que se pretende terminar el conflicto armado con los grupos guerrilleros que nacieron hace más de 50 años de las guerrillas del Partido Liberal, se mantiene activo el narco-paramilitarismo y sus horrores, intimidando al pueblo con el asesinato y desaparición de sus líderes, y respaldando la corrupción pública impulsada desde lo más alto del poder estatal. Los multibillonarios saqueos del fisco público por los grupos empresariales Nule, Odebrech y los contratistas de Reficar, en contubernio con altos funcionarios públicos y connotados dirigentes de los partidos políticos tradicionales, vienen a confirmar que el neoliberalismo es una nueva propuesta tramposa del capitalismo mundial para expoliar a los pueblos y saquear a las naciones más débiles, apoyándose en los tratados de libre comercio y en el paramilitarismo. Detrás de su planteamiento de “no al estado paternalista”, lo que buscan los capitalistas neoliberales es que los recursos y oportunidades estatales queden a su disposición para apoderarse de ellos a como dé lugar, sin importarles la suerte de los pueblos.
En el caso de las oligarquías gobernantes de Colombia, a partir de los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, no solo se disparó la corrupción interna a niveles nunca antes vistos, sino que también estos gobiernos se prestaron incondicionalmente para los planes desestabilizadores de los imperialistas yanquis contra nuestros hermanos y vecinos históricos, Venezuela, utilizando la promoción de la corrupción y el narco-paramilitarismo, y el apoyo a los planes golpistas de la oposición pro-yanqui, como estrategias.
En este orden, como lo afirmara en su investigación periodística Javier Calderón Castillo, desde los gobiernos de Álvaro Uribe, del lado colombiano de la frontera le abrieron casas de cambio a los corruptos venezolanos para que lavaran todo el dinero saqueado del fisco de su país, sin necesidad de dar explicación alguna sobre su procedencia; han garantizado el flujo del contrabando de alimentos subsidiados por el Estado Venezolano y de millones de barriles de combustible desde el país hermano e inclusive, la empresa estatal colombiana, ECOPETROL, ha venido comprando combustible robado en su país por personajes de la oposición y de la burguesía parásita venezolana, para reexportarlo hacia Centro América; y en el caso de REFICAR, la Contraloría y la Procuraduría nacionales han denunciado la existencia de sobrecostos por más de 17 billones de pesos, US5.666 millones, que se robaron y malgastaron altos funcionarios estatales colombianos, entre ministros, viceministros y miembros de la Junta Directiva de Ecopetrol, en contubernio con las empresas contratistas norteamericanas CB&I (Chicago Bridge and Iron) y Foster Wheeler. Pero hasta la fecha públicamente no se ha dicho nada con respecto al hecho de que muchos de los equipos y maquinarias que se introdujeron en REFICAR fueron robados de su país por burgueses y ex - altos funcionarios estatales venezolanos, quienes se convirtieron en accionistas de la empresa estatal colombiana, ECOPETROL, a través de los mismos. Con lo cual los costos de la remodelación de la refinería se elevan mucho más de lo hasta ahora publicitado. Es decir que el robo es mucho más grande.
Pero cínica y sorprendentemente los máximos representantes de la corrupta, criminal y antidemocrática burguesía oligárquica colombiana, en cumplimiento de directrices del imperio del norte, salen por los medios dizque criticando ácidamente al gobierno chavista de Venezuela, pretendiendo enseñarle a gobernar democráticamente y con justicia social, apoyando a la opositora, corrupta, terrorista, criminal, parásita y pitiyanqui burguesía venezolana, a quien presentan como víctima de un denominado “castro-chavismo”. Pero la razón es que son colegas como clases expoliadoras de sus pueblos y países, iguales de corruptas, criminales y de pitiyanquis.
Sin embargo, el más cínico de todos los representantes de las actuales oligarquías colombianas es Álvaro Uribe Vélez, quien ha llegado a la desfachatez de convocar para días próximos una marcha dizque contra la corrupción, cuando sus gobiernos han sido los más corruptos y violentos, con cerca del 70% de su gabinete preso en estos momentos, decenas de masacres contra comunidades campesinas, afrocolombianas e indocolombianas, y su grupo financiero, COLPATRIA, es el que más se ha beneficiado con los dólares saqueados del fisco público por parte de personajes corruptos de la burguesía pitiyanqui venezolana. Por ello les estableció las casas de lavado de activos fraudulentos en la frontera colombo-venezolana.
Los comportamientos corruptos, violentos y desconsiderados de los mandatarios y altos funcionarios de las oligarquías colombianas para con nuestros vecinos, han llevado a que nuestro país sea visto por los ojos del mundo como el peor de los vecinos; y le han creado situaciones difíciles a los millones de colombianos que se han tenido que refugiar en esos países para protegerse de la violencia narcoparamilitar-oligárquica, y en la búsqueda de las oportunidades que los corruptos gobiernos colombianos no les han ofrecido.
Por lo anterior, al pueblo colombiano y a los movimientos y personalidades revolucionarias, democráticas y progresistas, no les queda otro camino que unirse internamente y articularse a las demás fuerzas pares de las Américas y del mundo, especialmente con los hermanos venezolanos y ecuatorianos, en aras de sacudirse de una vez por todo el yugo oligárquico-imperialista. Azabache, marzo de 2017.
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