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sábado, 1 de agosto de 2015

Juan mi amigo

En este país cualquier cosa puede pasar, a cualquiera le pueden armar un expediente, a cualquiera le llega la injusticia en algún momento de su vida, por esto creo que hacer juzgamientos sin profundizar puede ser un arma de doble filo.
Juan Carlos Martínez Sinisterra es mi amigo hace 11 años, lo conocí como Diputado a la Asamblea del Valle a través de un amigo en común, me pareció un hombre sencillo, incluso lo vi ingenuo y con una tranquilidad extrema.  Al pasar los años lo vi crecer como político y siempre pensé que llegaría muy lejos. Recuerdo que Cuando se casó con Nelly Bonilla supe que su padrino de matrimonio fue Carlos Holguín Sardi, en esos momentos consideré que había empezado a penetrar espacios sociales que eran propios de unos pocos.
Pasaba el tiempo y ya siendo el senador mas joven en el congreso y el único afro en Latinoamérica que ostentaba esa dignidad en el legislativo conocí a muchas personalidades que hoy ya no lo recuerdan.
El 24 de abril de 2010 cuando se entregó a las autoridades para responder el llamado de la CSJ para indagatoria sentí que había empezado un calvario del que creo nunca saldrá. Juan penetró y consolidó un poder político en el Valle y en Colombia que sólo está destinado o definido para unos pocos, y esos pocos sintieron que este “negro” como ellos lo llaman había que sacarlo del paseo porque de lo contrario era un peligro para sus intereses. Y claro era un peligro porque habían compartido con él el poder, habían hecho negocios, habían compartido esas dinámicas particulares que se veían en el Congreso, en fin se habían conocido casi en todo y les había demostrado que como político los había superado.
Han pasado ya 15 años desde que Juanca se inició en la política y no se puede desconocer que creció muy rápido logrando casi todo lo que quiso y esto claro que tiene un costo y un costo que para él ha sido multiplicado por 100. Su estadía en la cárcel la utilizó para estudiar, para analizar la situación de este miserable país, la utilizó para revisar sus estrategias y aunque pocos lo crean la utilizó también para hacer amigos.
Y a propósito de la actual situación donde aparece como protagonista de un supuesto fraude en las elecciones atípicas en el Valle, aun me niego a creer que tanto sea de su autoría, me niego a creer que un solo hombre fuese capaz de generar tanta inestabilidad a una entidad como la Registraduría. Pero aunque no creo en la justicia colombiana, que está más politizada que nada, soy respetuosa de las decisiones de estos hombres y mujeres (administradores de justicia) que en su mayoría son buenos, por lo tanto toca esperar, aunque ya vislumbro la decisión final.

Mis amigos con errores o sin ellos seguirán siendo mis amigos y hoy no lo voy a desconocer.

LICENIA SALAZAR
Cali, Julio 10 de 2012

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