Por Hernan Rodriguez (q.e.p.d.)
13 de septiembre de 2012
Racista yo??? Quien dijo ve!
Estos son algunos de los comentarios que en los últimos tiempos los “ilustres” hombres de la patria, que son los que deciden sobre las políticas de inversión en lo social, cultura, salud y recreación en nuestro país:
“Invertir plata en el Chocó, es como perfumar un bollo”
Expresión del diputado de Antioquia en un debate de la Asamblea de este departamento sobre procesos de integración con el departamento del Chocó.
Asamblea de Antioquia. Diputado Roberto Mesa. Medellín, Mayo de 2012
“El Concejo de Bogotá, se nos está volviendo una Merienda de Negros”
Expresión del presidente del Concejo de Bogotá, ante el desorden generado por la entrada y salida de asesores de los ediles en una sesión de cabildo capitalino.
Concejo de Bogotá. Concejal Jorge Durán Silva. Bogotá Agosto de 2012
“De que se quejan, si ustedes estaban acostumbrados a tomar agua del pozo”
Expresión del Sr. Alcalde de Cali, ante los reclamos de vendedores de viche, comida y artesanías por las condiciones antihigiénicas y antisanitarias (sin agua ni energía eléctrica), así como una pésima ubicación de los puesto que les costó 450 mil pesos; lo cual generó cuantiosas pérdidas económicas e incluso una vida humana, pues ante la situación un mujer sufrió un ataque cardiaco, con el fatal desenlace, de acuerdo a versiones de testigos que estuvieron cuando el burgomaestre visitó la zona de ventas.
Festival Petronio Álvarez. Alcalde Rodrigo Guerrero. Cali, Agosto de 2012
Luego de estos comentarios la pregunta que surge es ¿las inversiones que se están realizando en el país para reivindicar los derechos de la comunidades negras y el rescate de las culturas ancestrales con que objetivo se hace y en que beneficia realmente a estas comunidades? Son realmente inversiones de Política Pública? Tienen la intención de promover el desarrollo de las Comunidades Afro o son una cortina de humo frente a situaciones de discriminación racial estructural?
Veamos un ejemplo cercano…
Cuando Petronio Romano Álvarez Quintero, grabó junto con Tito Cortes y los Trovadores de Barú, la inmortal canción “Mi Buenaventura”, estaba lejos de pensar que su vida y obra se constituirían en un hito para la comunidad negra del pacífico colombiano y en particular de una ciudad profundamente racista como Cali.
Estaba también lejos de pensar que por lo menos al principio del Festival Folclórico que se realiza en Cali, en su nombre, iba a visibilizar la presencia ancestral de los renacientes negros en esta ciudad, tanto de los nacidos aquí y los llegados que vinieron a aportar simbólica y materialmente la construcción de Cali.
Mucho más lejos estaba de imaginar siquiera, que en su nombre el festival se configuraría en un escenario de encuentro y de realce de las expresiones artísticas, culturales, gastronómicas de los negros del pacífico y del oriente de Cali.
Pero muchísimo más lejos estaba de pensar que el festival terminaría siendo un evento que no construye identidad, que se mide por la cantidad de gente que asiste, o incluso por el número de grupos que se presentan, un evento en el que se privilegia el espectáculo y no el fortalecimiento de los grupos que participan en dicho festival, el sentido y sentir de la música del pacifico, el disfrute de la Gastronomía del Pacifico, el sabor de la bebida tradicional como lo es el Viche(Bebida Ancestral) y la Belleza de las Artesanias, que además del realce de nuestros valores, benefician a familias humildes golpeadas por políticas racistas que promueven la pobreza y la exclusión.
Ni se imaginaba que su Festival sería un escenario donde se atropellan los derechos de los expositores participantes al no cumplir con los mínimos compromisos como la instalación de los stands a tiempo y con las condiciones adecuadas para la manipulación de alimentos con asuntos esenciales como agua, energía y gas.
Lejísimo estaba de pensar que terminaría manipulado y dirigido por los tecnócratas, comerciantes y políticos de cualquier color, que desde la lógica mercantilista, plantean de manera descarada que en estos tiempos modernos, los negros ya bajamos de los árboles y que hay que hacer de este evento sagrado de la cultura negra, un negocio rentable.
Cuando Petronio caminaba en su natal isla de Cascajal, tarareando Mi Buenaventura, lejos estaba de pensar que un festival en su nombre creado sería arrebatado a las cantadoras, a los artistas, los bailarines, los bicheros, las cocineras.
Tres días de fiesta y el resto del año del soterrado racismo: suerte negra, “negro ni el teléfono”, “es negro pero muy inteligente”, etc., etc., etc. Peor aún que esa actitud racista se exprese estructuralmente en políticas públicas que desde hace varias décadas han condenado a generaciones y generaciones de afrodescendientes a la pobreza, la miseria, la violencia social estructural.
Desde hace varios años… y este no fue la excepción se vienen presentando graves problemas con el Festival, que van desde las condiciones logísticas, el sentido del mismo, hasta los resultados para quienes se supone debe favorecer.
En un principio era la posibilidad del encuentro de la familia del pacífico, en un espacio adecuado, al aire libre en el cual interactuaba la vida cotidiana de la comunidad afrodescendiente, la música, la comida, las bebidas, la rumba que además permitía el intercambio de las diferentes generaciones, lo que se fue transformando en un espectáculo más de una ciudad que en medio de desprecio por la gente negra, llevó a diversos escenarios este importante evento cultural.
Las condiciones de los grupos invitados, así como de los expositores se han ido deteriorando con el paso de los años, lo que contrasta con los recursos que se invierten y se gestionan en nombre del pueblo afrocolombiano, práctica extendida en los tecnócratas del gobierno.
El profundo sentido cultural del Petronio está muy embolatado, empezando por los jurados, que no corresponden a los mayores de nuestros ríos y nuestros pueblos, sino gente que quizá tengan mucha formación, pero les falta además de la sensibilidad, el oído y la pertinencia cultural de aquellos que no solo escuchan, sino que viven en la cotidianidad nuestro folklor.
Es un festival en el que las organizaciones étnico territoriales y la comunidad afro en general no participan para nada, empezando por la planeación, así como la fundamentación artística y cultural, lo que se expresa en un diseño que no preserva lo autóctono, mezclando los ritmos tradicionales con otros como el Reguetón que no contribuye a enriquecer el evento, ni a formar nuevos públicos en la música del pacífico.
Todo lo anterior indica que el Festival ha terminado en un evento puntual, con un bajo nivel de planeación, que no genera procesos culturales ni en la ciudad, ni en los sitios de donde proceden los grupos invitados, que no involucra como protagonistas a las organizaciones y al pueblo negro, los cuales finalmente son utilizados para el lucro económico y político de unos pocos.
Desde el PALENKE URBANO ORIENTE, hacemos un llamado a la comunidad negra, para que nos tomemos este importante evento que es nuestro y que puede ser efectivamente la oportunidad de resignificar nuestra vivencia aquí en Cali y en los pueblos y ríos desde donde vienen nuestros hermanos para darle vida a nuestra identidad cultural.
Hacemos igualmente un llamado a la Administración Municipal, para que asuma una postura seria frente a los procesos culturales en la ciudad, abra espacios de concertación y de participación real y no retórica, haciendo del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez todo un proceso de movilización social y cultural y no un evento “masivo” y sin sentido
Proponemos además la creación de un espacio en las redes sociales, pero además entre las organizaciones y personas afro, para el debate respetuoso, crítico y permanente que conduzca a la recuperación de este nuestro patrimonio cultural.
En este sentido es un llamado del tambor de los Derechos Humanos y Étnicos, para que seamos una sola Chirimia Negra, gozando alrededor del currulao de la organización, de la juga de la unidad y la jota de la participación.
PALENKE URBANO ORIENTE.
Construyendo Identidad!
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